Esperé con los puños apretados esos días y contuve la respiración hasta que los pulmones se me secaron, y apreté los parpados tan fuerte que se me entumieron, pero nada pasó,todo marcho como siempre y ahora estoy tan lejos, y tan solo como al principio, de hecho mucho más.
El destino no es algo coherente, ni los astros, ni los dioses tienen sentido en este momento en el que las cosas simplemente no pasan, ya dejaré de esperar ansioso y esperanzado y de sentir el corazón acelerarse y la adrenalina hormiguearme en la cabeza cuando por fin escuche mi nombre con tu voz y digas Hola!.
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